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La magia de México se encuentra en Yucatán

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Este rincón del sureste mexicano es uno de los destinos más ricos y variados del país que ofrece opciones para todos los gustos y presupuestos, desde aventuras en la naturaleza hasta experiencias culturales profundas y una gastronomía que te hará regresar solo por seguir comiendo.

Además, aquí las temperaturas rondan entre los 28 y 32 grados durante buena parte del año. Perfecto para explorar sus ciudades coloniales, recorrer calles empedradas, relajarte en la playa o perderte entre cenotes sin preocuparte por una bufanda.

En cada rincón de este estado se respira historia viva, desde las raíces mayas hasta la herencia colonial, todo en Yucatán cuenta una historia. Sigue leyendo y descubre por dónde empezar a descubrir este mágico lugar.

Espectaculares haciendas

Yaxcopoil

Yaxcopoil

Más que construcciones antiguas, las haciendas de Yucatán son auténticos escenarios de película. Muchas de ellas nacieron en la época del auge henequenero y hoy se han transformado en espacios llenos de elegancia, historia y hospitalidad.

En Yaxcopoil, viajarás en el tiempo con sus muros gastados, sus suelos originales y el silencio que la rodea, lo que hace que cada paso se sienta especial. En cambio, Xcanatún ha sido restaurada con un toque de lujo moderno que conserva el espíritu de la hacienda, pero con comodidades dignas de un hotel boutique.

Y si quieres una experiencia aún más única, está la Hacienda Chichén, ubicada justo junto a las pirámides de Chichén Itzá. Dormir ahí es como quedarse a solas con la historia.

Pueblos Mágicos

Izamal

Izamal

Cada Pueblo Mágico de esta región tiene un encanto propio que te atrapa desde el primer paso. Valladolid, conocida como la Capital del Oriente Maya, respira historia en cada rincón con sus conventos fortificados, calles tranquilas con fachadas de colores suaves y un ambiente sereno que invita a quedarse más tiempo del planeado.

Izamal, la famosa Ciudad de las Tres Culturas, deslumbra con su característico tono amarillo ocre, que cubre iglesias, casas y plazas. Su joya principal, el Convento de San Antonio de Padua, guarda siglos de historia y presume uno de los atrios cerrados más grandes del mundo.

Maní, por su parte, es un tesoro de tradiciones vivas en el que pasear por sus calles empedradas es como entrar en una cápsula del tiempo y donde la gastronomía típica, el trabajo artesanal y la calidez de su gente se sienten más presentes que nunca.

Y en el sur, Tekax ofrece una experiencia más aventurera: arquitectura colonial, un convento imponente y grutas naturales que invitan a explorar un pasado lleno de misterio.

Playas

Celestún

Celestún

A lo largo de sus más de 350 km de costa, esta región ofrece playas tranquilas, sin el bullicio de los grandes centros turísticos, lo que encontrarás aquí es paz, naturaleza y sabor local.

Progreso, a solo media hora de Mérida, es perfecta para relajarte con su  mar calmado, gastronomía marina deliciosa y un malecón perfecto para pasear al atardecer. Celestún, por otro lado, combina playa con ecoturismo. Aquí los flamencos rosados son los protagonistas y los paseos en lancha por los manglares te conectan con la naturaleza a otro nivel.

Y si buscas algo aún más apartado, El Cuyo o San Felipe son esos destinos escondidos donde el tiempo parece ir más lento.

El rosa más espectacular

Las Coloradas

Las Coloradas

Las Coloradas es uno de esos lugares que parecen irreales. Esta laguna salina, ubicada al noreste de Yucatán, sorprende con sus aguas de color rosa, producto de la alta concentración de sal y microorganismos naturales. El espectáculo es aún más impresionante bajo el sol del mediodía, cuando el contraste con el cielo azul y la arena blanca crea un paisaje que parece pintado a mano.

Antes de llegar, el camino se presenta con dunas, montañas de sal y una atmósfera única. Aunque no se puede nadar en la laguna, caminar a su alrededor y disfrutar del entorno es una experiencia inolvidable.

La mejor manera de visitar Las Coloradas es desde Río Lagartos, donde también puedes contratar un tour en lancha por la ría, ver flamencos, cocodrilos, darte un baño de barro maya o nadar en la cercana playa virgen de Cancunito, de arena finísima y aguas turquesa.

Y para cerrar el día, nada como un buen platillo de mariscos frescos o cocina yucateca en los restaurantes locales. Un paraíso natural que merece ser cuidado y admirado.

Místicos cenotes

Cenote Samula

Cenote Samula

Ocultos entre la selva o en medio de pueblos tranquilos, los cenotes son uno de los mayores tesoros naturales de esta región. Formados hace millones de años por el impacto del meteorito que cambió la historia del planeta, hoy ofrecen aguas cristalinas, cavernas asombrosas y una sensación de conexión espiritual con la tierra.

Los hay abiertos, como piscinas naturales al aire libre; semiabiertos, donde la luz se cuela entre rocas; y cerrados, verdaderas cuevas mágicas donde nadar es como flotar en otro mundo. Lugares como Cuzamá, Homún o los alrededores de Valladolid están llenos de estas joyas escondidas.

Bucear o simplemente flotar en un cenote es una de esas experiencias que te deja en silencio, con el alma más ligera y los sentidos bien despiertos.

Zonas arqueológicas

Chichén Itzá

Chichén Itzá

Explorar Yucatán es adentrarse de cabeza en la historia de la civilización maya, pues en esta región se encuentran 18 zonas arqueológicas abiertas al público, cada una con su propia historia y secretos por descubrir.

Chichén Itzá es tal vez la más conocida de ellas y una de las nuevas maravillas del mundo moderno. La experiencia de caminar entre sus templos y pirámides es un viaje al pasado en el que podrás aprender sobre la sabiduría y astronomía de los antiguos mayas. Y para completar la visita, muy cerca se encuentra el cenote sagrado, que envuelto de misticismo es el broche final perfecto a esta experiencia.

Por otro lado, Uxmal sorprende por su estilo arquitectónico único y su ambiente tranquilo ya que, a pesar de ser igual de impactante, es menos concurrida que Chichén Itzá. Su Pirámide del Adivino y el Cuadrángulo de las Monjas te envuelven en una atmósfera que combina precisión matemática con arte ancestral.

Además, hay conjuntos arqueológicos menos conocidos, ya sea entre la selva, al borde del mar o en medio de la sabana yucateca, como Ek Balam o Dzibilchaltún, que permiten una experiencia más íntima y cercana con la historia.

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